Mis bisabuelos paternos Víctor y Dominica fueron los encargados de construir la cabaña pasiega original a finales del siglo XIX.
Esta fue destinada en la planta baja a cuadra, para prender el ganado, y en la planta superior a pajar. Las piedras que utilizaron para ello fueron transportadas por parejas de bueyes traídas de zonas altas de las montañas. En algunas ocasiones tardaban más de un día en realizar estos viajes debido a las distancias tan largas y lo costoso de la tarea.
Posteriormente el mediano de sus hijos, mi abuelo, conocido como Jeromo, heredó esta finca. Junto con su familia, utilizaron la cabaña y el terreno para uso ganadero, incluso en algunos momentos puntuales fue arrendada a terceros.
Años más tarde llegó a manos de mi padre, Bienvenido, también por herencia, ya casado con mi madre, Josefa. Ambos trabajaron muy duro durante los primeros años, ya que todo se realizaba de manera manual y requería de un gran esfuerzo físico con unas jornadas bastante extensas.
Hace unos 40 años se llevó a cabo la ejecución de la carretera que comunicaba nuestro pueblo, Selaya, con el pueblo del Valle vecino, San Roque de Riomiera y llegó así un avance importante para gran parte de los vecinos permitiendo un mejor acceso a sus fincas con coches y tractores, ya que anteriormente la llegada quedaba limitada a pie o con animales de tiro.
Nuestra finca disponía de agua de manantial de manera natural en una “fuentuca” en la parte superior de la finca, y además existía otro pequeño manantial en la parte baja que se utilizaba principalmente en los meses de verano.
La instalación de la luz en nuestra cabaña fue llevada a cabo hace unos 25 años, esta última incorporación facilitó bastante los trabajos agrarios para mis padres hasta que llegó su edad de jubilación.
Fue en ese momento cuando la finca llegó a mis manos y decidí, junto a mi marido, Pedro, reformar con mucho entusiasmo la cabaña, aprovechando su ubicación y entorno inmejorables en pleno corazón de los Valles Pasiegos, para dar alojamiento a huéspedes de distintas procedencias pudiendo dar a conocer nuestra "tierruca" y costumbres, y seguir con el legado de nuestros antepasados.